viernes, 16 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos. 
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Ana se prepara para ser operada del tumor cerebral que padece. 
Se despide de sus seres queridos antes de entrar a quirófano. 

                            No le dieron de comer el día de la operación. 
                            Ana lo agradeció. 
                           De todos modos, no habría podido comer nada. Estaba tan nerviosa y estaba también tan asustada que se le cerró el estómago. 
-En unas horas, habrá terminado todo, cariño-le aseguró Adolfo, su padre-Ya lo verás. 
                           El corazón de Ana latía muy deprisa. Tania se marchó por la mañana, pero regresó al mediodía. Todas sus amigas fueron a verla. Le traían regalos. Hacían planes para cuándo saliera del hospital. Hasta Nando llamó después de comer. 
-Te sigo queriendo, Ani-le confesó el chico cuando habló con ella-Aunque tú no me quieras. Sigo queriéndote. 
                          Y lo peor de todo era que Tania lo sabía. 
-Hablaremos de ello cuando salga del hospital-le prometió Ana-Tienes que venir a verme mañana, cuando despierte de reanimación. 
-Está bien-cedió Nando. 
-Dani está aquí conmigo. 
-Lo sé. Por eso, no he ido a verte. No quiero estar cerca de él. 
                           Ana colgó el teléfono sintiéndose mal consigo misma. Creía que Nando estaba realmente enamorado de Tania, pero no era así. Y Ana no tenía la culpa de que su novio siguiera enamorado de ella. 
                          En aquel momento, una enfermera entró en la habitación. 
-Vengo a prepararte para la operación-le informó a Ana. 
                          La chica sabía lo que iba a pasar. Su cabello de color castaño chocolate iba a desaparecer. Se le cayeron unas cuantas lágrimas. 
-El pelo crece, Ani-le recordó Daniel-Lo importante es que tienes que ser fuerte. Yo voy a ser fuerte para poder estar contigo. 
-Gracias, Dani-le sonrió ella-Gracias por quererme tanto. 
                         Daniel acarició con la mano el largo cabello de color chocolate de Ana. La joven estaba muy pálida. Sus ojos se veían más grandes que nunca. 



-Les daré un mechón de pelo para que lo conserven-sugirió la enfermera. Miró a Ana-Tu novio tiene razón. El pelo volverá a crecer.
-¿Y yo me recuperaré?-inquirió la chica.
-Espero que sí. Eres una chica joven y eres también fuerte. Tienes toda la vida por delante. Confío en que salgas de ésta.
                        La enfermera empezó a cortar el cabello de Ana usando primero unas tijeras. La joven no protestó.
                        La enfermera tardó un rato en tener el cabello de Ana muy corto. A continuación, procedió a rapárselo usando una maquinilla.
                         En cuestión de algo menos de media hora, el cabello de Ana había desaparecido.
-Estoy fea, ¿verdad?-se lamentó ella.
                         Nadie dijo nada. Se acercaba la hora de la operación. Bárbara tuvo que salir de la habitación porque sentía que iba a romper a llorar. Tania hizo lo mismo. No quería llorar delante de Ana.
                          Vinieron a buscarla dos enfermeros que arrastraban una camilla. Depositaron a Ana en la camilla.
-Nos veremos en unas horas-le dijo con cariño su madre-Cuando te despiertes de la anestesia, estaremos aquí, mi vida.
-Gracias...-susurró Ana-Gracias...
                        Le cogió la mano a Daniel.
-Por favor, no me sueltes-le pidió con la voz ahogada.
                        Los enfermeros se la llevaron al quirófano. Daniel permaneció a su lado, caminando a la par que arrastraban la camilla. No quería separarse de Ana.
                          Ella veía las luces del pasillo pasar. Intentaba aparentar normalidad, pero no podía.
                          Daniel tragó saliva. Tuvo que soltarle la mano a Ana cuando se acercaron a la puerta del quirófano. La vio entrar en el quirófano con el corazón encogido.
                            La última imagen que tuvo de ella fue la de Ana aferrada a su mano. Ana entrando en el quirófano. Ana mirándole con ojos suplicantes.
-Te quiero-le susurró la chica-Espérame.

miércoles, 14 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos. 
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Ana ingresa en el hospital de la Arrixaca para ser operada del tumor que sufre. 

                       Antes de Semana Santa, Ana fue ingresada en el Hospital de la Arrixaca para ser operada. 
                      La operación tendría lugar al día siguiente de su ingreso. 
                       Tanto sus padres como su hermana Bárbara como Tania y como Daniel estaban con ella. Nando había decidido no ir, pero le aseguró a Tania que la llamaría a la habitación. Ella se encargaría de proporcionarle el número de teléfono. No quería ver de nuevo a Daniel. Tania entendió que a su novio le estaba costando mucho trabajo olvidar a Ana. En el fondo, seguía enamorado de ella. A su modo, la amaba. Tania se sentía mal porque era un segundo plato para Nando. 
                         Empezaba a caer la noche. Ana no había conseguido probar bocado alguno de la cena que le trajo una enfermera. 
-Nos quedaremos aquí toda la noche-le dijo Rita-Y mañana, cuando te lleven a quirófano, estaremos aquí. Y verás nuestras caras cuando despiertes de la anestesia. 
                    Ana logró esbozar una tenue sonrisa. Su madre le cogió la mano. 
-Dani es un buen chico-le dijo a Ana. 
-Le quiero muchísimo-admitió la chica-Y él también me quiere. Vosotros adoráis a Nando. 
-Se trata de tu vida. Se trata de tus decisiones. Ya no eres una niña. Eres toda una mujer, Ani. 
-Me alegro. ¡Ojala os llevéis bien con Dani!
                     A Bárbara ya le caía bien Daniel. Lo cierto era que la chiquilla nunca sintió una especial simpatía hacia Nando. Daniel intentaba ser positivo. Le decía que Ana lograría superar aquella dura prueba. 
-¿Te casarás con ella?-le preguntó Bárbara a bocajarro. 
                      Daniel no supo qué responder. Miró a Ana y le guiñó un ojo. Todavía no había pensado en casarse. De momento, sólo quería estar al lado de Ana. Apoyarse en ella. Ayudarla en todo momento. 
                      Se acercó a la chica y le dio un cariñoso beso en los labios. 



-Trata de dormir-le exhortó-Mañana, todo habrá terminado.
-¿Lo dices en serio?-inquirió Ana.
-Estoy seguro de que así será.
-Espero que tengas razón.
                      Ana cerró los ojos. Trató de conciliar el sueño.
                     Quería estar descansada. Quería estar tranquila. Y no pensar en la operación a la que se iba a enfrentar al día siguiente.
                      Pero estaba muy asustada y le costaba trabajo conciliar el sueño. Tenía a su familia con ella. Y tenía también a Daniel. Esbozó una sonrisa. No me pasará nada, pensó Ana. 

martes, 13 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos. 
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Ana recibe malas noticias acerca de su salud. 

                        Ana permanecía sentada sobre el césped que hay en la entrada al Hospital de La Arrixaca. 
                        Daniel estaba sentado a su lado en el césped. 
                        Los dos habían ido a recoger los resultados del scanner al que Ana se había sometido unos días antes. 
-Esto no puede estar pasándome-sollozó la joven-¡Tiene que ser una pesadilla! ¡Dime que es una pesadilla! 
                        Fue Daniel el que la acompañó a hacerse el scanner al ala de Neurología del hospital. 
                        Permaneció a su lado en todo momento. 
                        Estaba convencido de que Ana estaba bien. Que lo que tendría eran dolores de cabeza producido por los nervios. Pero la realidad era bien distinta. El neurólogo había sido muy claro con ellos. 
-Existe una alta probabilidad de que todo vaya bien durante la operación-le recordó Daniel. 
-Pero también existe la otra probabilidad-le recordó Ana-Puede que el tumor sea maligno y no me puedan operar. 
                       Desde que supo que sufría un tumor, Ana no había parado de llorar. Daniel la abrazó cuando el médico se lo comunicó. Y seguía abrazándola, intentando confortarla. Deseaba creer que su novia se recuperaría. No podía soportar la idea de perderla. 
-En un par de semanas, será la operación-dijo Daniel-Estarás unos días en el hospital, pero te darán el alta antes de que te des cuenta. 
                      Intentaba ser optimista delante de Ana. 
                     La chica intentaba luchar contra las lágrimas que caían por sus mejillas. 
                     Tenía muchos planes para el futuro. Quería acabar los estudios. Deseaba acabar con el fanfic que estaba escribiendo de Olivia y Jai. 
                      Incluso, estaba empezando a considerar seriamente la idea de irse a compartir piso con Tania. Pero, sobre todo, quería pasar cada instante al lado de Daniel. El miedo se había apoderado de ella. El neurólogo había sido muy claro con ella y con Daniel. 
                     Podía morir durante la operación. 
                    Ana no quería morir. 
                    Sentía que aún le quedaba mucha vida por delante. Incluso, pensaba en viaja a Calcuta. Quería conocer la ciudad en la que Olivia y Jai se habían conocido. 
                    Daniel le prometió que, nada más recuperarse de la operación, viajarían juntos a Calcuta. Visitarían los lugares por dónde había estado Olivia. A lo mejor, podían encontrar a un descendiente de Kinjal y de Arvind Singh. 
-Lo que quiero decirte es que te vas a poner bien-le aseguró Daniel a Ana-Será un tumor benigno. Te lo extirparán y te pondrás bien. 
-Dani, te ruego que no me dejes-le imploró la joven, aterrada-¡Te necesito! 
-No te dejaré. Te lo prometo. Pero no pienses en nada malo. Tienes que ser fuerte. Ani, no quiero perderte. ¡No quiero perderte!
-Dani...Mi vida...
                      Ana besó a Daniel con cariño en los labios. Pero Daniel hizo el beso más hondo. Le aterraba la idea de perder a Ana. Ya había perdido a Alejandra y al niño que iban a tener. No podría soportar la pérdida de Ana. No le pasará nada, pensó Daniel. 
-Te quiero muchísimo-le aseguró cuando se separaron. 
                     Se fundieron en un fuerte abrazo. 

lunes, 12 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, nos centraremos en la figura de Estelle, que la tenemos un poco olvidada.
Un punto de inflexión en Olivia y Jai es la fiesta de cumpleaños de Estelle. La prima de Olivia cumplía dieciocho años y es durante la fiesta cuando Olivia conoce al maharajá de Kirtinagar. La simpatía que nace entre el maharajá y Olivia hace que la joven acepte hospedarse en el palacio de éste, donde traba amistad con su mujer, la maharaní Kinjal, quien llegará a convertirse en su mejor amiga, aliada y confidente. A través de esta pareja, Olivia conocerá más a fondo a Jai Raventhorne.
Este fanfic también hablará del cumpleaños de Estelle, pero en otros términos, evidentemente.
De momento, vamos a centrarnos en los preparativos para el décimo octavo cumpleaños de Estelle. A pesar de lo ilusionada que está, la chica tiene la mente puesta en otra parte.

                      Tanto Jai como Estelle habían nacido en la estación de los monzones.
                      Jai vino al mundo durante la última tormenta monzónica de la estación. Estelle nació con la primera tormenta monzónica.
                       Todos los años, el cumpleaños de Jai se retrasaba. En cambio, el cumpleaños de Estelle se adelantaba.
                        Sentada a la mesa, durante la hora del desayuno, Estelle mordía una galleta mientras escuchaba a toda su familia hablar acerca de su cumpleaños. Olivia, que se encontraba sentada a su lado, le dedicó una sonrisa.
-¡Haces que me sienta vieja!-bromeó.
-Mi cumpleaños, en teoría, no es hasta dentro de un mes-recordó Estelle-Lo que pasa es que solemos adelantarlo porque no es una buena idea hacer una fiesta en el jardín y que llegue el monzón. No es nada agradable de ver.
-Han sido varias las veces que se ha inundado la casa-intervino sir Joshua.
-En Sacramento, cuando llueve, no cae con tanta fuerza el agua-contó Olivia-Es una ciudad muy calurosa. Aunque...Me temo que Calcuta es todavía más calurosa.
                      El décimo octavo cumpleaños de Estelle era realmente importante para su familia.
                      Dejaba de ser una niña y se convertía en una mujer. Le había llegado la hora de tener su puesta de largo en Londres. Y Estelle lo había pensado mucho y no quería viajar a aquella ciudad que era una completa desconocida para ella.
-Deberías de estar contenta, cariño-le aseguró lady Bridget-Todavía recuerdo cuando cumplí dieciocho años. Pude abandonar ese internado infernal donde pasé casi toda mi adolescencia. Tu tía Sarah quiso venirse conmigo. No paró hasta que no se salió con la suya.
-Pero tú volviste a casa-le recordó Estelle.
-Lo que te pasa es que no quieres viajar a Londres-observó Jai-Llevo algún tiempo observándote y no soy tonto.
                     Estelle tuvo que darle la razón a su hermano.
                     La idea de abandonar Calcuta para emprender un viaje tan largo la aterrorizaba. Olivia entendía lo que estaba sintiendo su prima.
                    También ella había emprendido un viaje largo hasta un país desconocido. Pero sabía que regresaría a su casa en Sacramento antes o después. Sólo Dios sabía si Estelle regresaría a Calcuta.
-¿Has recibido carta de Freddie, Livvy?-le preguntó lady Bridget a su sobrina en un esfuerzo por cambiar de tema.
                       Fue peor el remedio que la enfermedad. A Estelle se le quitaron las ganas de comer.
-Madre, el honorable Frederick Birkhust debe de estar tan borracho como para acordarse de nuestras señas-respondió Jai, con sorna.
-¡Jai!-se escandalizó lady Bridget-¡Por el amor de Dios! ¿Cómo se te ocurre hablar de un caballero inglés?
-Con los ojos como las grosellas hervidas...-murmuró Estelle.
-No voy a hablar de lo que hace ese joven en su plantación delante de las chicas-dijo sir Joshua-Pero Jai tiene toda la razón. No entiendo el porqué pretendes emparejar a nuestra sobrina con semejante elemento. Livvy necesita otra clase de hombre.
-Livvy podría casarse con Jai, papá-intervino Estelle.
                        La idea llevaba algún tiempo rondándole la mente.
                        Al escuchar aquella afirmación, Olivia se puso roja como la grana.
                        Jai se atragantó con el café que estaba bebiendo. Tuvo que escupirlo mientras tosía.
-Imaginación no te falta, Anuradha-le sonrió mientras se limpiaba la boca con una servilleta.
-No hagas caso-le dijo Olivia-Tu hermana tiene mucha imaginación.
-A ti te gusta Jai-afirmó Estelle con vehemencia.
                       Sir Joshua miró de manera alternativa a su hijo y a su sobrina.
                       Lo cierto era que, en su fuero interno, tanto Olivia como Jai hacían una excelente pareja. Los dos parecían pensar de igual manera sobre cómo funcionaba el mundo. Jai admiraba a Olivia por su carácter fuerte. Y, a su vez, Olivia admiraba a Jai por su inteligencia. Además, Estelle se daba cuenta de lo cómodos que se sentían cuando estaban juntos.
-Eso no tiene nada de malo-opinó sir Joshua-Tu hermano tiene cierta edad. Y tu prima también tiene cierta edad. Y...
-Lo que quiere decir es que ninguno de los dos sois viejos-matizó lady Bridget.
-Lo que quiero decir es que ya va siendo hora de que tu hermano rehaga su vida-afirmó sir Joshua-Desde que murió Sujata, no ha vuelto a fijarse en una mujer.
-Estuviste tonteando con la hermana de Barnabus Slocum-recordó lady Bridget-De no ser porque es una cobarde, se habría casado contigo. Su hermano se quejaba de ti por tus orígenes. ¡Todo el mundo sabe que tanto Barnabus como su hermana son hijos del primo del hombre que dice que es su padre!
-Madre...-dijo Jai con cariño-Estelle y tú sois iguales. Parecéis saberlo todo de todos.
-Eso es bueno-sentenció la aludida con firmeza-Así, nadie me engaña. Todas mis amigas se mueren por ti, pero ninguna lo reconoce.
-¿Y tú te mueres por alguien?-inquirió Olivia.
-Por el capitán Sturges...-contestó Jai en lugar de Estelle.
                     ¡Ojala me esté muriendo de amor por el capitán Sturges!, pensó la muchacha. En lugar de estar pensando en un joven con los ojos del color de las grosellas hervidas.
                    Jai y sir Joshua se levantaron los primeros de la mesa. Tenían que irse a trabajar. Jai besó a Estelle en la mejilla para despedirse.

domingo, 11 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos. 
En el fragmento de hoy, Ana decide visitar a su médico de cabecera para saber lo que tiene.

                          A principios del mes de febrero, Ana acudió a visitar a su médico de cabecera. Le habló de los dolores de cabeza que llevaba sufriendo desde el año anterior. 
-Yo creía que eran por los nervios-le explicó al médico. 
-¿Qué quieres decir con eso?-inquirió el doctor. 
-Bueno...Ya sabe. Estoy liada con los estudios. A veces, discuto con mis padres. Me peleo con mi hermana. Esas cosas...Además, la relación que mantenía con mi novio estaba mal desde hacía algún tiempo. Ahora, las cosas han mejorado. Estoy saliendo con otro chico, que es estupendo. 
-Pero los dolores de cabeza no cesan. 
-No... 
                        El médico sometió a Ana a un verdadero interrogatorio. 
                        La chica le explicó que sufría simplemente dolores de cabeza.
-Los dolores de cabeza tienen su origen en algo que ocurre en nuestro cerebro-le explicó el médico. 
-Yo pensaba que mis dolores de cabeza eran por los nervios-afirmó Ana-Estaba pasando por una etapa complicada de mi vida. Eso es todo. 
-Pero los dolores de cabeza no se van ni siquiera tomándote una aspirina. 
-He pensado que podría recetarme café-aspirina. He oído que es más fuerte que la aspirina. 
                     Ana no había acudido sola a la consulta de su médico. No había acudido sola. Había acudido con Daniel. Él la estaba esperando en el pasillo porque ella se lo había pedido. 
                    Daniel odiaba los hospitales. Recordaba demasiado vívidamente el tiempo que estuvo ingresado en el hospital tras el accidente que le costó la vida a Alejandra y al niño que llevaba en su vientre. 
                    No pudo permanecer sentado mucho tiempo. Se levantó de la silla. 
                    Empezó a caminar de un sitio a otro. Cierto era que no estaba en un hospital. Estaba en un ambulatorio. 
                    Trataba de pensar que todo iría bien. Ana le había besado en los labios cuando la enfermera la llamó. Esbozó una sonrisa antes de entrar, siguiendo a la enfermera. 
                    Ana está bien, pensó Daniel. Sólo es un simple dolor de cabeza. Le recetarán algo más fuerte que una aspirina. Y todo se habrá solucionado. Es una chica joven y sana. No puede tener ningún problema. Está bien. 
                       El médico le hizo toda clase de preguntas a Ana. Además del dolor de cabeza, ¿había experimentado algún síntoma raro más? 
                       ¿Vomitaba mucho? ¿Sentía dolores en alguno de sus ojos? ¿Veía doble? ¿Alguna de sus extremedidades se le paralizaba o le dolía? 
-Yo llevo algunos días vomitando junto con los dolores de cabeza y me duele el ojo-contestó Ana-A veces, me duele un poco la pierna. Pero no creo que sea nada grave. 
                       Observó cómo el médico anotaba todo lo que ella le iba contando. El nerviosismo de Ana iba en aumento. 
                        Al cabo de un rato, la chica abandonó la consulta del médico. Daniel estaba esperándola junto a la puerta. 
-¿Qué te ha dicho el médico?-le preguntó. 
                     Ana llevaba un papel en la mano. El médico le había dicho que debía de verla un neurólogo. Daniel percibió que eso era lo que inquietaba a Ana. Le dio un beso en la frente. 
                     Salieron del ambulatorio cogidos de la mano. Ana estaba temblando de un modo violento. El presentimiento de que lo que le pasaba era algo más grave que una simple cefalea se apoderó de ella. 
-Todo va a salir bien-le aseguró Daniel-Iré contigo al neurólogo. 
                     Se detuvieron. Ana apoyó la cabeza en el hombro de Daniel. 
-Estoy aterrada-le confesó. 
-El médico quiere descartar que tengas algo chungo-afirmó Daniel, intentando animarla-Pero tú estás bien. 
-No estoy bien, Dani. ¡Tengo mucho miedo! 
                      Daniel la abrazó con fuerza. Acarició con la mano el cabello de Ana. La chica se aferró casi con desesperación a su novio. 
                      Ana rompió a llorar. No podía pensar con claridad después de escuchar al médico decir que debía de verla un neurólogo. Siempre había gozado de una salud de hierro. 
                       La única vez que tuvo que guardar cama fue cuando tuvo aquella maldita gripe que le impidió ir al viaje de estudios, cuando era todavía casi una niña. 
                      Pero la gripe, a la larga, sirvió para algo bueno. Le permitió descubrir su pasión por la novela romántica. En ocasiones, se ponía a escribir su fanfic. Y no sabía por dónde seguir. 
                       Ana creía que su mente se quedaba en blanco porque tenía muchas cosas en la cabeza. ¿Y si tenía algo malo en su cerebro? ¿Y si le operaban y salía todo mal? Daniel trató de tranquilizarla. 
-Todo saldrá bien-le aseguró-Ya lo verás. Pase lo que pase, estaré a tu lado siempre, Ani. 
-¡No quiero que me abran la cabeza!-sollozó Ana-No quiero que me abran la cabeza porque podría morirme. O quedar en coma. O...
                   Daniel le dio un beso en la mejilla. 
-Hay buenos médicos-afirmó-Estarás en buenas manos. Pase lo que pase, saldremos adelante. Tratemos de pensar en que todo irá bien. ¿De acuerdo?
-Está bien-contestó Ana-Dani...¡No me dejes! 
-No te dejaré. ¡Nunca! 
                      Daniel y Ana se fundieron en un beso cargado de ternura. En aquellos momentos, Ana sintió que no podría soportar perder a Daniel. Le necesitaba más que nunca. Sobre todo, cuando la sombra de una enfermedad se cernía sobre ella. Y Daniel sentía que no podía perder a Ana. No, después de todo lo que ella le había dado. Volver a creer en el amor. Una luz al final del túnel...

sábado, 10 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
En el fragmento de hoy de Un sueño hecho realidad, Ana comparte sus miedos con Daniel después de la aguda y extraña cefalea sufrida. 

                           Era domingo por la tarde. Daniel y Ana se encontraban dando un paseo por el Puente de los Peligros. 
                          Daniel se fijó en que Ana estaba bastante pálida. A la joven no terminaba de írsele la cefalea que llevaba días aquejándole. Su padre quería llevarla a Urgencias de la Arrixaca. Pero Ana se negaba. Afirmaba encontrarse bien. 
-Ani, ¿qué tienes?-le preguntó Daniel con preocupación-Te veo muy chunga. 
-Sólo me duele la cabeza-respondió la chica-No es nada. 
-¿Y la aspirina no te hace nada? 
                           Se detuvieron. Ana se aferró a la barandilla del Puente. Sentía que se iba a desmayar. 
-Ayer no pude levantarme la cama-le contestó-No podía ni siquiera avisarte. 
-De haberlo sabido, habría ido a verte-le aseguró Daniel-Tía, deja que te lleve a la Arrixaca.
-¡No es nada, Dani! Me ha pasado otras veces. Lo que pasa es que esta vez me ha dado fuerte. Se me irá. 
                         Ana trató de esbozar una sonrisa. Pero incluso el sonreír le provocaba dolor. 
                        Daniel estaba preocupado por ella. Sospechaba que la cefalea que estaba sufriendo Ana no podía ser normal. Podía haber algo más preocupante tras ella. Su novia intentaba quitarle importancia al asunto. 
-¿Quieres que te lleve a casa?-le preguntó a Ana-No puedes estar más tiempo de pie. 
-Estoy bien-respondió ella. 
-Ani, joder, no me mientas. 
                       Ana decidió que no podía seguir así por mucho tiempo. 
                      Su padre insistía en que la viera un neurólogo. Notó cómo Daniel le cogía la mano. 
                      Odiaba estar enferma. Odiaba el tener que sufrir aquellos dolores de cabeza tan fuertes. Y, para colmo de males, volvía a dolerle mucho el ojo. 
                       Ana deseaba estar fuerte y sana. Quería disfrutar de cada segundo que pasaba al lado de Daniel. Terminar de escribir su fanfic. Salir con Tania y con las demás. Pelearse con Bárbara. Estar con sus padres. Retomar su vida normal. 
                      Se acercó a Daniel y le dio un beso en la comisura de los labios. 
-Llévame a casa-le pidió con un hilo de voz. 
-Me quedaré contigo-decidió Daniel. 
-No...Mis padres todavía no han terminado de digerir que estemos juntos. 
-No importa. 

 

viernes, 9 de mayo de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Después de algún tiempo sin subir nada a este blog, pienso retomar el ritmo de publicación de Un sueño hecho realidad. 
Un nuevo año, 1992, ha empezado. Pero las cosas no van a ser nada fáciles a partir de ahora ni para Daniel ni para Ana.
La joven empieza a sentirse mal. ¿Qué es lo que le pasa?

                         Ocurrió después de la Epifanía de los Reyes Magos.
                         Ana amaneció un día con un fuerte dolor de cabeza. No se trataba de una simple jaqueca. Era un dolor tan fuerte y tan agudo que Ana sentía que le estaban taladrando el cráneo. Su madre le aconsejó que se quedara en la cama acostada.
                       Ana se sentía mareada y creía que toda su habitación le daba vueltas. No pudo terminar de desayunar porque acabó vomitando.
                       Bárbara decidió no ir a clase. Quiso quedarse con Ana cuidándola.
-Nuestros viejos se van a cabrear cuando se enteren de que no has ido a clase-le advirtió Ana.
-No me importa-afirmó Bárbara-Alguien tiene que quedarse contigo. ¿Estás embarazada?
                        Ana pensó que se iba a desmayar al escuchar la pregunta que le había hecho su hermana. ¿Cómo podía estar embarazada?
                         Ana tomaba la píldora desde hacía algunos años, cuando empezó a tener relaciones sexuales con Nando. Seguía tomando la píldora desde que empezó a tener relaciones sexuales con Daniel. Además, su novio solía usar preservativo.
                         Daniel tampoco quería tener hijos. No se sentía preparado, después de que Alejandra muriera con el hijo que llevaba en sus entrañas.
-¡Bárbara!-contestó Ana, escandalizada-¿Cómo se te ocurre hacerme esa pregunta? ¿Por qué me lo preguntas?
-Estás mareada y has vomitado-contestó Bárbara-La hermana mayor de mi mejor amiga también se mareaba y vomitaba. Ella dijo que no tenía nada, pero mi amiga me contó que su hermana estaba embarazada, pero perdió el bebé. Yo no quiero que tú pierdas el bebé.
-No estoy embarazada, Bárbara.
                       Lo cierto era que la regla le había llegado a Ana después de Nochevieja. No podía estar embarazada.
                        Sintió un agudo dolor en su ojo derecho. Cerró los ojos.
-¿Estás peor?-le preguntó Bárbara, con preocupación.
-Me duele el ojo-respondió Ana-¿Puedes bajar la persiana? Si me quedo a oscuras, me sentiré mejor.
-Está bien. ¡Pero no pienso dejarte sola!
-Eres muy buena, hermanita.
                     Bárbara bajó la persiana de la habitación.
                     Ana se quedó a oscuras.
                     Había sufrido cefaleas con frecuencia a lo largo del año anterior. Pero no le había dado demasiada importancia. Lo achacó a sus problemas con Nando. A los estudios...A discusiones con los padres...A mil cosas...
                   Se tomaba una aspirina y se le aliviaba.
                  Pero se había tomado una aspirina aquella mañana. El problema era que el dolor de cabeza iba cada vez a más. Ana estaba realmente asustada. Estoy exagerándolo todo, pensó.

 

                         Bárbara se sentó en la silla del escritorio de Ana. Sabía que su hermana no estaba dormida.
                         La oía quejarse por el dolor que sentía. Debería de verla un médico, pensó Bárbara con angustia.
-Le diré a nuestro padre que te lleve a la Arrixaca-le dijo a Ana-Allí, hay buenos médicos. Te pondrá uno de ellos un calmante. ¡Mañana, estarás mejor!
-Es sólo una simple cefalea-le aseguró la chica-Un dolor de cabeza muy fuerte...Me ha pasado otras veces. Lo que pasa es que hoy no se quiere ir. Ha debido de cogerme cariño.
                       Intentaba bromear. En la penumbra de la habitación, Ana no vio cómo una lágrima rodaba por la mejilla de Bárbara. La chiquilla no estaba para bromas.