martes, 8 de abril de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
Hoy, la relación de Ana y Daniel dará un paso más después de que el joven abandone el albergue donde ha pasado los últimos meses viviendo.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                            Daniel encontró un piso de alquiler a buen precio cerca de la Catedral.
                            Trabajaba como cajero en el Continente de lunes a sábado. Entraba a trabajar a las nueve de la mañana y salía alrededor de las ocho de la tarde. Hacían un descanso para comer y vuelta a empezar. Daniel encontró cierta satisfacción en su trabajo. El sonido de la caja registradora y el trato con los clientes que hacían la compra le permitían no pensar en nada. Olvidar sus problemas.
                         Invitó de forma casi impulsiva a Ana a que viera su piso.
                          La joven aceptó la invitación de inmediato. Habían pasado la última semana viéndose a diario. Los padres de Ana estaban al tanto de que su hija había roto con Nando y estaban furiosos. Tania también se enteró y fue a verla para preguntarle si es que se había vuelto loca o qué. Ana no pensaba dar marcha atrás. Tanto ella como Nando entendían que aquella relación no tenía futuro alguno.
                       La única que pareció entenderla fue Bárbara. Su hermana podía ser aún una niña. Pero había visto cómo los ojos de Ana brillaban cuando Daniel la llamaba por teléfono. Cuando Nando la llamaba por teléfono, los ojos de Ana reflejaban un profundo hastío. No brillaban.
                         Daniel pasó a recogerla para acompañarla a su piso.
-Espero que te guste-le dijo.
-No tiene que gustarme a mí sola-afirmó Ana.
-Es un piso cojonudo, tía. Tengo pelas para pagar el alquiler.
-Está bien. Estoy deseando verlo. Es mejor que vivas en un piso que en un albergue. Tienes mucho mejor aspecto, Dani. Me gusta.
                        El piso constaba de un colchón tirado en mitad del suelo. Hacía las veces de cama.
                        Había una mesa plegable y un par de sillas.
                        De la pared colgaban unos cuantos posters de Barón Rojo y de Guns 'n' Roses. 
                         Mentalmente, Ana pensó que lo que mejor le vendría a aquel piso era una buena mano de pintura. Y unos cuadros un poco más alegres...Se veía a Daniel encantado con aquel piso. El chico le contó que le costaba unas 1.000 pesatas al mes el alquiler.
                     Se dejaron caer en el colchón.



                     Ana recorrió con la vista el piso. Le pareció un lugar un tanto deprimente, pero no le dijo nada a Daniel.
-Ha llegado la hora de empezar de cero-afirmó el joven-¡Y eso es lo que quiero! Sin olvidar, pero encarando el presente.
                       Ana le dio un beso en la mejilla.
-Estoy segura de que lo conseguirás-le aseguró.
-El piso...-enumeró Daniel-El curro en el Continente...Tú...
-¿Qué quieres decir?
                      Una bombilla que colgaba del techo a modo de lámpara estaba encendida. Iluminó con su luz casi débil el rostro de Ana. Daniel sintió una extraña presión dentro de su pecho. Abrazó con fuerza a la joven.
                     El recuerdo de Alejandra estaba todavía muy presente en su vida. Pero sólo podía sentir la figura esbelta de Ana. Intentó no pensar en Alejandra. Lo último que quería hacer era traicionarla. Trató de evocar el cabello oscuro de su mujer. Pero sólo podía ver el cabello de color chocolate de Ana.
                    Ninguno de los dos era virgen. Ana sólo había estado con Nando. Y Daniel sólo había estado con Alejandra. Empezaron a besarse. No fueron capaces de detenerse. Ana se olvidó de todo. Tan sólo pensó que estaba teniendo su noche de amor con Jai Raventhorne. Ella era Olivia y Daniel era Jai. Aunque sus ojos eran de color grosella hervida, como los ojos de Freddie Birkhust.
                     Ana pasó la noche en el piso. Sus padres no sabían que estaba allí. Tampoco le importó.
                    Pasó la noche en aquel colchón tirado en el suelo. El uno desnudó al otro. La ropa voló por la estancia. Yacieron desnudos sobre el colchón. Y se dejaron llevar. No pensaron en nada. Nadie dijo nada. Nadie pronunció palabra alguna. Cerraron los ojos. Los besos se fueron tornando más apasionados. Se limitaron a sentir. A experimentar.
                    Daniel sintió por todo su cuerpo la lengua húmeda y sonrosada de Ana. Sintió sus labios llenando de besos cada centímetro de su piel. Los dientes de Ana mordiendo suavemente su carne. Y él hizo lo propio. Llenó de besos cada centímetro de la piel de Ana. La besó por todas partes.
                     Se quedaron dormidos nada más acabar. Daniel pensó que Alejandra parecía sentir vergüenza cuando llenaba de besos cada centímetro de su piel.
                       Daniel se despertó de madrugada y admiró la figura dormida de Ana. Sonrió al pensar que ella era real. Y estaba a su lado. Empezó a besarla de nuevo en los labios para despertarla. De pronto, se dio cuenta de que quien estaba a su lado no era Ana. Que estaba acostado en una amplia cama adoselada. Y que quien estaba a su lado era una chica de rubio cabello que le miraba.
-Freddie...-susurró ella.
                        Daniel la besó en los labios con intensidad. Llenó de besos su cara. Reconocía a aquella muchacha. Estelle Templewood...
                        La estrechó entre sus brazos y los dos se besaron de nuevo con pasión. No podían dejar de besarse. Daniel pensó que estaba soñando de nuevo y que Estelle estaba a su lado en la cama. Era Freddie Birkhust. No Daniel...
                  Llenó de caricias con sus manos el cuerpo de Estelle. La noche se iba haciendo más oscura. La madrugada...
                     Llenó de besos cada centímetro del cuerpo de Estelle. No pensó en el porqué no estaba Ana a su lado ni pensó tampoco en Alejandra, sino que pensó sólo en Estelle. Se susurraron muchas palabras de amor. Incluso, Daniel se atrevió a sujetar uno de los pechos de Estelle con la boca. Llenó aquellos pechos de besos. Un sueño...
                    Un beso en el cuello acabó despertando a Daniel.
                    Miró a Ana y se dio cuenta de que estaba de nuevo despierto. La joven se había puesto la camiseta azul que había llevado Daniel puesta la noche antes.
-He logrado hacer un poco de café-le dijo.
                    Le tendió una taza medio rota. El café estaba frío. Pero Daniel lo agradeció. Necesitaba volver al mundo real.
-Espero que no me digas que te arrepientes de lo que ocurrió anoche-dijo Ana, casi con miedo-Porque yo me alegro.
-Es la primera vez que me acuesto con una chica desde que murió Alex-le confesó Daniel.
-Yo sólo he estado con mi novio, con Nando. Pero créeme. Lo que ocurrió anoche fue la experiencia más bonita de mi vida.
-Lo único que sé es que he empezado a quererte. Y a necesitarte en mi vida.
-Eso es bueno porque es una señal de que estábamos destinados a encontrarnos, Dani. Siento que empecé a vivir de verdad cuando te conocí. Soy como Olivia O' Rourke. Ella encontró a su Jai. Yo te he encontrado a ti. Mi Jai, aunque con los ojos de Freddie.
                   Y yo he tenido un sueño erótico con Estelle Templewood, pensó Daniel. Le pareció casi insultante porque aquel sueño, al igual que los anteriores, había sido muy real. Demasiado real...Ana se comparaba así misma con Olivia, la protagonista de aquella novela que Daniel nunca había leído. Pero le parecía más real que su propia vida.
-Me gustaría leer Olivia y Jai-dijo.
-¡Te la puedo prestar cuando quieras!-se entusiasmó Ana.
                       Pensó que Daniel no era como Nando. Daniel entendía su pasión por las novelas románticas. Compartía con ella dicha pasión.

2 comentarios:

  1. Uy que apasionante, parece que todo va bien entre Daniel y Anna espero los próximos capítulos . Te mando un beso y te me cuidas

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    1. Hola Citu.
      De momento, todo parece ir bien entre Ana y Daniel.
      Sólo falta saber si la tranquilidad durará mucho.
      Un fuerte abrazo.
      Cuídate.

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