viernes, 11 de abril de 2014

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Hola a todos.
En el fragmento de hoy, Daniel telefonea, por primera vez más de un año, a uno de sus colegas en Madrid para decirle que todo le va bien.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                      Daniel no tenía teléfono. De momento, había conseguido luz y agua corriente, si bien, no disponía de un calentador para poder tener agua caliente.
                      Ya sabía que Ana le había hablado de su relación a sus padres. Y que éstos habían puesto, como era de esperar, el grito en el Cielo.
                       Se culpaban el uno al otro de la locura que, en su opinión, había cometido Ana. Afirmaban que Daniel era una mala influencia para ella. Que era demasiado joven como para entender que un chico que había conocido mientras vagabundeaba por la calle no podía traerle nada bueno. Bárbara era la única que callaba, entendiendo a su hermana. Todo eso le importaba muy poco a Ana. Cuando yacía acostada en el colchón del piso de Daniel, protegida por sus cálidos brazos, recibiendo sus besos, se olvidaba de todo el mundo.
                      Era sábado por la tarde. La Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Aquel año, Daniel disfrutaría de una Navidad mucho más alegre de la que había tenido un año antes. Libró aquel sábado por la tarde. Se dirigió a una cabina de Teléfonos. Mientras tarareaba una canción, contó el dinero que iba a necesitar para telefonear a su colega El Largo. 
                    Tuvo que esperar un rato porque una señora estaba hablando por teléfono en el interior de la cabina. Daniel percibía el ambiente navideño que se estaba apoderando de la ciudad. Veía cómo algunas tiendas empezaban a poner los primeros adornos.
                     Hacía un poco de frío. Se había puesto el abrigo encima de la camisa. Se sorprendió así mismo tarareando un villancico. Finalmente, la señora salió de la cabina una vez que hubo colgado. Daniel entró. Introdujo las monedas. Marcó el número de teléfono del Largo. 
                      Había dos opciones. Su amigo se alegraría de poder hablar con él. O, bien, su amigo le colgaría. Hacía mucho tiempo que no le llamaba.
                      Alguien descolgó al cuarto timbrazo.
-¿Sí?-inquirió un voz joven y masculina al otro lado de la línea.
-Hola...-saludó Daniel.
-¡Dani, tío!-Era El Largo-¡Mierda, ya das señales de vida! ¿Tú sabes la angustia que he pasado este puto año sin saber de ti?
-Ha sido un año muy chungo, tío. Estoy ahora mismo en Murcia. El coche se me quedó sin gasolina.
-¿Dónde está mi coche?
-En un descampado...La última vez que lo vi estaba allí. He decidido quedarme en Murcia. Cuando llegué, estaba muy jodido. Y un coche, encima, casi me atropella.
-¿Qué me dices?
-La conductora era una chica. ¡Y era una chica muy guapa! Nos hemos visto varias veces. Hace poco que hemos empezado a salir, tío. Tengo un curro en el Continente como cajero. Y he alquilado un piso para no estar viviendo en un albergue.
-¿Has estado viviendo en un albergue?



-Hasta hace muy poco.
-Me has hablado de una chica a la que has conocido. Y estás saliendo con ella. ¿Cómo es?
-Se llama Ana. ¡Tendrías que verla, tío! ¡Es guapísima!
-¿Cómo es? Cuéntame más cosas. ¿A qué se dedica?
-Debe de tener unos dieciocho años o diecinueve. Es de nuestro tiempo. ¿Sabes? Vive en un dúplex, muy parecido a los que había en Somosaguas. No se cree que venga de allí. Su nombre completo es Ana Belén. Me lo dijo una vez. ¡Es un nombre mazo guapo, tío! Es muy inteligente. Y le gusta mucho leer.
                     Estuvieron hablando durante un buen rato. El Largo se alegró de saber que Daniel se encontraba muy bien, por lo que estaba oyendo. El timbre de voz de su amigo sonaba alegre por primera vez en mucho tiempo. Parecía que estaba superando la pérdida de Alejandra. Se había vuelto a enamorar y estaba contento. Tenía un curro. Un piso que acababa de alquilar.
-¡Pero no tendrías que haberte puesto a currar!-se asombró El Largo-¿Qué pasa con el dinero que te dejaron tus viejos?
-Ese dinero se queda quieto-contestó Daniel-Siempre pensé que ese dinero era para mis críos. Lo pensé cuando Alex me anunció que íbamos a tener un crío. Y sigo pensándolo. Además, no hay nada malo en tener un curro.
-Ésta es tu casa y te estamos esperando.
-No sé cuándo voy a volver.
-¡Puedes traerte a Ana! ¡Estaríamos encantados de conocerla! Si es como tú dices, la vamos a adorar.
-Es imposible no adorarla en cuanto se la conoce. Le gusta leer novela romántica.
-¡Oh, mierda!
-Es muy cariñosa.
                      El Largo se temía lo que iba a pasar. Ana debía de ser la típica chica con ganas de rebelarse. De muy buena familia, eso sí. Pero que parecía estar cansada de todo. De vivir en un dúplex y de algún novio pijo...Había muchas chicas como la tal Ana viviendo en Somosaguas. Y en otros barrios pijos de Madrid...Daniel la había conocido en Murcia. Y estaba ilusionado con ella. Como lo había estado antes con Alejandra.
                      Ana querría vivir la experiencia de estar en la cama con un chico rebelde. No sabía hasta dónde había llegado con Daniel.
                      Siempre pensó que su amigo estaba con Alejandra más por la fuerza de la costumbre que por el verdadero amor.
                       Daniel colgó el teléfono. Sonrió al pensar en Ana. Debería de pedirle que me de una foto, pensó. Tenía una foto de Alejandra en la cartera y, a veces, podía pasarse las horas muertas mirándola. Pero, cuando salía con Ana y la besaba, se olvidaba del resto del mundo. Su colega no pensaba lo mismo de Ana. Creía que aquella relación no se basaba en el amor verdadero.

2 comentarios:

  1. Yo creo que Daniel empieza a enamorarse, veamos que es lo que pasa.

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    Respuestas
    1. Daniel siente alto muy fuerte por Ana. Piensa que es amor. ¿Será verdadero amor?
      ¡Vamos a descubrirlo!
      Un fuerte abrazo, Citu.

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